La solución arquitectónica para las oficinas de la empresa Interbrand, dedicada al branding y a la identidad corporativa, giró en torno a una serie de particularidades espaciales poco comunes. Debido a la configuración del edificio en el que se encuentra el proyecto, la única alternativa para vincular el núcleo de circulaciones verticales desde el cual se accede con el área operativa de la empresa, era un estrecho pasillo de aproximadamente 15 metros de largo por 1.80 de ancho.
Esta peculiar distribución derivó en dos retos fundamentales: matizar las desventajas funcionales de este esquema de acceso y generar nuevas posibilidades espaciales y visuales para el corredor. Sobre uno de los muros longitudinales, una gran pantalla roja combina imágenes y textos que ofrecen al visitante un recorrido a través de la misión, visión y valores de la empresa y convierten al corredor en una suerte de showroom lineal. En el extremo opuesto, un amplio ventanal ilumina el interior de las oficinas de forma natural y abre atractivas vistas hacia el vibrante tejido urbano local. En términos espaciales y funcionales, el corredor distingue y singulariza las dos principales zonas operativas de la empresa: la oficina del director y sala de juntas de un lado y el área general de trabajo del otro.
